Apasionante vida de Elsa Morante

Elsa Morante es reconocida como una de las más importantes escritoras europeas de la segunda mitad del siglo XX.

Elsa nació en Roma en 1912 y su vida no fue fácil desde su mas tierna infancia. De familia modesta, fue hija ilegítima de una maestra judía y de un empleado de correos que ,según he leído, se trataba de un siciliano impotente que aceptó que su mujer tuviera hijos de otro hombre y que acabó suicidándose. Fue reconocida como propia por Augusto Morante, vigilante en un instituto correccional de jóvenes. Por motivos de salud no asistió a la escuela primaria, pero estudió de forma privada, pasando así parte de su infancia con su madrina, Maria Guerrieri. Comenzó muy joven a escribir cuentos y fábulas para niños, poesías y cuentos breves que fueron publicándose a partir de 1933.

Mantuvo una muy mala relación con su madre, de origen judío, y se fue de casa a los 18 años sin ningún recurso económico. Comenzó la universidad y para subsistir comenzó dando clases privadas, escribiendo su tesis y publicando regularmente cuentos en revistas.

En 1936, Elsa Morante conoce a Alberto Moravia, escritor consagrado con el tiempo. De clase media alta, Moravia, hijo de un arquitecto judío, disfrutaba, como Morante, del mundo artístico de la época. Se casaron en 1941, manteniendo una relación tormentosa. En unas cartas publicadas entre ambos, Moravia expresa lo diferentes que eran: » Ella adoraba soñar, deseaba vivir en un ambiente poético porque ella misma era poética. Yo no soy así. A mí me gusta lo real, en todas sus manifestaciones, lo amo tanto que trato de entenderlo y expresarlo». Ambos eran antifascistas y con sus ascendentes judíos se ven obligados a huir de los bombardeos durante la segunda guerra mundial a las montañas de Ciociara, en el centro de Italia, viviendo durante nueve meses en unas condiciones muy precarias.

En 1944, después de un corto período en Nápoles, la pareja regresó a Roma.

En 1948, con su primera novela «Mentira y sortilegio» consiguió el Premio Viareggio , y con la segunda , «La isla de Arturo», en 1957, consiguió ser la primera mujer en ganar el prestigioso premio Strega.

En esos años, Morante y Moravia seguían casados pero ambos mantenían relaciones extra matrimoniales. Elsa realizó numerosos viajes al extranjero: a Grecia, la Unión Soviética, a China y estuvo también en Brasil y en India. Mantiene una complicada relación con el cineasta Luchino Visconti y en septiembre de 1959, conoció a Bill Morrow en Nueva York, un pintor de 23 años con el que formó pareja y al que ayudó junto con Moravia a organizar diversas exposiciones en Italia, Francia y Estados Unidos. Tras 26 años de matrimonio se separa de Moravia en 1961 y en abril de 1962, poco después de su regreso a los Estados Unidos, Morrow murió trágicamente cayendo desde la ventana de un rascacielos, no se sabe si fue accidental o voluntariamente. Morante se hundió en la desolación y el luto y abandonó todos los proyectos de escritura en curso, incluida la novela Senza i conforti della religione.

Durante los años 60 Elsa Morante reflexionó sobre su narrativa y destruyó buena parte de lo que había escrito hasta aquel momento. Entre las obras que conservó se encuentra la poesía L’Avventura. En 1963 publicó una nueva selección de sus cuentos Lo scialle andaluso («El chal andaluz»).

En 1974 Morante publicó «La historia» (Lumen, 2018), quizás la novela de mayor éxito y que ha sido llevada al cine y a la televisión. Le siguió «Araceli» en 1982.

Enferma tras una fractura del fémur, intentó suicidarse en 1983. Murió en 1985 por un infarto tras una segunda operación quirúrgica. 

Generación de escritores italianos de posguerra

Existe una interesante muestra de escritores italianos que vivieron durante la segunda guerra mundial y que han tenido a posteriori una gran repercusión. Para la exitosa Elena Ferrante, Elsa Morante es su referente literario.

Desde Cesare Pavese, Moravia, Calvino, a escritoras como Morante o Ginzburg, son una pequeña muestra de la alta calidad literaria que surgió en esta generación de posguerra, que desde experiencias cotidianas a textos existencialistas mostraban con sus palabras su dolor y la lucha que mantenían por sobrevivir a la tragedia, compartiendo una conciencia social.

Calvino, por ejemplo, con ayuda de Pavese con solo 24 años, publicó su primera novela, inspirada en la Resistencia contra los fascistas:

“Todo lo que escribo y pienso parte de la experiencia de la Resistencia. Sólo las revoluciones, los grandes movimientos renovadores, ponen en movimiento la conciencia y dan el derecho a decir”, expresó . Mas adelante comenzó a escribir relatos que ya se alejaban de la perspectiva realista y se acercaban a lo fantástico. Entre ellos, la trilogía “Nuestros antepasados”, integrada por El vizconde demediadoEl barón rampante y El caballero inexistente.

Quiero hacer una referencia especial a Natalia Ginzburg (1019-1991)y a su novela «Léxico familiar«, que he leído recientemente. Es una magnífica novela en la que, de una manera muy natural, la escritora cuenta su infancia y juventud. Una familia judía antifascista en Turín. «Aunque esté basado en hechos reales, me gusta pensar que Léxico familiar va a leerse como una novela, pidiéndole a este libro todo lo que solemos pedir a la ficción.» Es una obra sobre lo cotidiano, con ese lenguaje tan particular e íntimo de cada familia. Lenguaje que la retrata. Es una novela sobre los acontecimientos en el hogar de Ginzburg, pero también es una novela un poco de todos porque los hermanos podrían representar a todos los enemigos del fascismo y la madre a todas las madres protectoras. Es el relato de una familia italiana en plena guerra pero desde la intimidad del hogar y con un lenguaje cotidiano, real y cercano.

Con una mirada totalmente diferente Dino Buzzati (1906- 1972), nos muestra en 1940 con «El desierto de los tártaros» una novela que llegó a mis manos a través de una recomendación y he de decir que me quedé impresionada porque no había leído nada igual. El argumento es sencillo, se trata de un oficial recién licenciado que llega destinado a una fortaleza en medio de la nada para , en teoría, evitar una invasión de los «tártaros», en una gran batalla, pero pasa el tiempo y nada pasa, no hay tal ataque . Y es justamente esa espera la que da sentido a la obra. En la fortaleza conviven una serie de personas que ven pasar los días sin nada que hacer. Ven pasar el tiempo esperando a que algo ocurra y se les pasa la vida. Pero lo peor es que llega un momento en el que aunque el protagonista puede irse a otro destino, se acostumbra de tal forma que no quiere cambiar.

Buzzati muestra de fondo una actitud existencial que en algún momento todos hemos podido sentir. El desasosiego de la rutina, el vivir a la espera de que algo excepcional nos ocurra; la permanente postergación, el no dar el paso para el cambio y la vista al pasado con deseos incumplidos. Recuerda a temas existenciales propuestos por Kafka, lo tragicamente absurdo, la angustia vital. Buzzati es un maestro en reflejar estas sensaciones a través de un lugar lejano, desangelado, un paisaje sin cambios en una eterna llanura viviendo con rutinas de una disciplina militar. Todo está pensado, nada de la obra es casual, incluso la lectura se hace en ocasiones cansina y lo utiliza como recurso literario. Borges en su prologo lo elogia tanto a él como a su obra y con gran éxito fue llevada al cine.

Os recomiendo leer «El chal andaluz»

Cuando Elsa Morante comenzó a escribir estos cuentos contaba tan solo con 23 años -entre 1935 y 1951- (aunque cuando se publicaron, en 1963, la escritora era ya muy conocida).

En 1935 Italia estaba en guerra. Ella temía por su vida y por la de sus seres queridos. Los sentimientos mas elementales del ser humano afloran y se tratan temas tan universales como el odio, el amor, la hipocresía o el miedo. Son temas que la tocan muy de cerca y en la contraportada de la primera edición italiana, la autora expresa: » Aunque cree inventar, todo narrador, incluso de la forma más objetiva, siempre describe su autobiografía» .

«El chal andaluz» es una recopilación de los mejores relatos de Elsa Morante, seleccionados por la propia autora.

En estos comienzos literarios de Morante ya se intuye su habilidad para la escritura. Las redacciones fluyen a buen ritmo y describe con maestría cada detalle de la situación, del entorno y del perfil de los personajes:

las ventanas se cerraban una a una con un estrepito atenuado, se apagaban las lamparas, las paredes se alzaban alrededor opacas, y al espesarse la niebla iba cesando cada ruido, tan solo, como un lento, remoto rio, fluia el respiro del sueño.

El relato de «El primo Venanzio» es genial, tiene un agudo sentido del humor y te imaginas a la perfección al muchacho:

Venanzio era minúsculo y tan delgado que sus omoplatos asomaban igual que dos pequeñas alas cortadas, todo su cuerpo, bajo una piel sutil y frágil como de cebolla, mostraba unas articulaciones menudas, unos temblorosos huesecitos.

En ocasiones Morante mezcla mundos ilusorios con la realidad e incluso reproduce sus propios sueños. Contrastes entre lo deseado y lo real . En «El juego secreto» critica la falta de afecto de los padres hacia sus hijos; la culpa se ve muy bien expresada en «El compañero», con las habituales bromas de los niños crueles en la escuela, y en el último cuento, que da nombre al libro: «El chal andaluz», nos relata una difícil relación materno filial. Es uno de los mas extensos y emotivos.

Como siempre digo, la buena escritura es atemporal y por mucho tiempo que pase siempre nos hace disfrutar.

Os recomiendo este libro y espero que también lo disfruteis

Gracias por seguirme en mi blog y deseando seguir hablando de buenas historias.

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