Por fin he encontrado algo positivo, resultado de esta pandemia (horrorosa palabra).

He vivido una experiencia deliciosa, recomendable para todo el mundo, adultos, niños, mujeres y hombres.

Emoción, sería la palabra que creo que podría definir mejor mi experiencia.

Me he rendido, literalmente, a la magia que se ha producido al observar tanta belleza.

Con poca gente, por el tema de la seguridad, en silencio, recorriendo un largo pasillo con techos inmensos y luz natural , caminando despacio y deslumbrada, abrumada, diría yo, contemplando obras maestras de los mejores pintores europeos de la historia, una tras otra. Una concentración de obras  irrepetible. Algo impensable hace unos meses, porque la avalancha de gente ante tal acumulación de obras de primer nivel lo haría imposible. Una exposición pensada y realizada únicamente con motivo de la apertura del museo tras meses cerrado por la pandemia.

La admiración, la sensación de plenitud, de enorme agradecimiento de que mis ojos pudieran posarse en maravillosos lienzos pintados por maestros de siglos pasados ha sido increíble. Me he sentido realmente afortunada, ha sido un regalo.

 

 

Aristóteles decía que el arte supone catarsis, liberación, purga cognitiva y convulsión emocional. Yo me he sentido profundamente conmovida y por unos momentos me he abstraído de la realidad, del tiempo y casi del espacio, contemplando las Hilanderas de Velazquez, frente a las Meninas, el Adan y Eva de Tiziano conviviendo con el de Rubens, o su  Saturno con el de Goya.

 

 

 

La exposición de El Reencuentro de El Prado es, para mi, una manifestación preciosa del comienzo de una etapa nueva con entusiasmo. Entusiasmo que se contagia, que te hace sonreir el alma y que por unos momentos te hace más feliz.

Creo que ahora, más que nunca, el arte nos aporta ese bienestar tan necesario. Los niños, esas pequeñas esponjas, deberían empaparse de la sensibilidad que se genera con cualquier expresión artística. Si desarrollan su sentido estético, podrán disponer de las herramientas que les ayuden a liberarse, a emocionarse, y a expresarse con total libertad.

No nos podemos tocar, ni abrazar, pero podemos deleitarnos con una buena melodía, vivir una intensa aventura en un pais lejano contada por nuestro escritor favorito, o emocionarnos de una forma instantánea delante de un lienzo.

Como decía Neruda, y no me canso de repetirlo: «podrán cortar todas la flores, pero no podrán detener la primavera»

 

 

 

 

 

6 Comentarios

  • Publicado octubre 20, 2020
    .Ana Oliva

    El lujo de contemplar la belleza. Gracias por recordarnoslo.
    He ido a ver la temporal de Invitadas; exposición controvertida pero reflejo de una época que nos enseñara, o eso deseo, a no repetir errores.

    • Publicado noviembre 22, 2020
      .natalia_garcia

      También me ha gustado mucho Ana, pero no llegó a emocionarme tanto como la del Prado, quizás sería porque con el Prado me movía en terreno mas conocido pero nunca junto.

  • Publicado octubre 20, 2020
    .Almudena García Martínez

    Merece muchísimo la pena este recorrido por la nueva ordenación de obras maestras del Museo del Prado. Es casi una obligación estética pasearse entre tribulaciones, paisajes, plegarias y fusilamientos. El montaje sigue una ordenación fundamentalmente cronológica, desde el siglo XIV a los albores del XIX. Las Meninas siguen ahí, pero con nuevos vecinos: Las Hilanderas, Los Borrachos y cinco bufones velazqueños dispuestos a la manera de un retablo. Es una auténtica delicia visitar esta concentración de las obras más representativas del mejor museo del mundo.

  • Publicado octubre 20, 2020
    .Elena

    Muchas gracias por la recomendación Natalia, tomo buena nota

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