¿Quién es Jesús Carrasco?
Jesús Carrasco Jaramillo es un escritor español que saltó al panorama literario internacional con su primera obra, Intemperie (2013). Traducida a más de una veintena de idiomas, la novela cuenta también con una versión en cómic y adaptación cinematográfica. He de confesar que no he leído el libro pero vi la película y me encantó. Después publicaría otras dos novelas: La tierra que pisamos (2016) y Llévame a casa (2021). En 2024 ha conseguido ganar el prestigioso premio de novela Seix Barral, por su novela Elogio de las manos.
He tenido la suerte de conocer a este escritor en persona en la presentación de su libro Elogio de las manos en la biblioteca Lé, que es donde acudo mensualmente, porque participo en su club del lectura. Me encontré con un hombre de apariencia bastante seria, aunque a este respecto él confiesa que » es porque la vida pública me impone respeto. Y también el humor como disciplina. Yo no soy humorista ni cómico, pero tengo un espíritu juguetón». Es un hombre pausado en su forma de hablar, tranquilo y en general un tipo que parece transmitir confianza.
Argumento de Elogio de las manos
En el año 2011, el narrador de la novela y su familia llegan a una casa en ruinas en Andalucía porque el propietario del solar está pendiente de tener los permisos y la financiación para construir apartamentos, y mientras tanto (inicialmente parece que se iba a tratar de pocos meses, pero se convierte en años) les permite habitarla, sabiendo que es cuestión de tiempo que la vayan a demoler. La primera frase del libro lo expresa claramente:
«La mañana en que pusimos un pie por primera vez en aquella casa ya sabíamos que la iban a derribar»
El argumento es simplemente la vida durante todos esos años en los que pasan largas temporadas y poco a poco, a base de trabajos manuales, van acomodando la casa a sus necesidades y creando vínculos con ella.
Porqué me ha gustado Elogio de las manos
De la prosa de Jesús Carrasco se ha dicho que es la precisión: «El lenguaje es la herramienta máxima, el arma total para el desarrollo del ser humano. Y la precisión es fundamental para expresar de manera concisa y nítida qué es lo que sucede en el mundo y qué es lo que yo intento representar». Próximo a este atributo está el de la contención, el de dejar que sea el lector el que complete el dibujo: «Gran parte de mi trabajo está en utilizar esas herramientas para involucrar al lector, en buscar espacios en blanco que intento rodear de elementos. Lo óptimo para mí sería que el lector rellenase ese espacio en blanco con la emoción». Aun así, reconoce que su obsesión por «cincelar» el texto, por llevar al límite la artesanía de la palabra, le ha llevado en ocasiones al bloqueo creativo.
En estas declaraciones ya, casi sin quererlo, habla de lenguaje como herramienta y del uso de dicha herramienta para comunicar. Y efectivamente, es que Jesús Carrasco es un hombre que ama el trabajo manual, y de hecho este libro, Elogio de las manos, tiene mucho de autobiografía, aunque reconoce haberla transformado porque valora la intimidad de su vida personal.
Su padre además de maestro era encuadernador de libros, pensemos en la época de los libros por fascículos, que luego vendían a los kioscos. Toda la familia ayudaba en esta tarea y su padre puso especial interés en que sus hijos supieran trabajar con los manos, para que pudieran tener cierta autonomía. Jesús Carrasco, por tanto, vivió rodeado de libros, aunque confiesa que no se leían, y aunque la temática estaba muy alejada de su época de niñez y juventud pero él los hojeaba, los miraba con curiosidad y quizás fue el momento en que empezó a gestarse su condición de escritor.
En la presentación del libro el escritor contó que durante todo el periodo en el que ha escrito sus cuatro novelas ha habido una evolución. Comenzó con temas oscuros, duros y difíciles y en Elogio de las manos se aproxima a un entorno mucho mas amable y cercano a su realidad. Esta evolución tiene que ver, contaba, con la confianza en uno mismo, que le va llevando a abrirse más en la escritura. Confesó que le gustaría en un futuro enfrentarse al reto de escribir una comedia, una historia llena de humor.
Jesús Carrasco nos dice que Elogio de las manos es «una novela que ofrece una alternativa a un mundo demasiado deprisa, a través de un espacio doméstico muy sencillo, prestando atención a cosas muy básicas y esto ya casi se ha convertido en una postura de resistencia ante un mundo tan rápido».
«Todo parte de una experiencia personal. Es una metáfora de la vida. Sabemos que se termina y a pesar de ello nos entregamos a ella con pasión y fuerza. Esto es un enorme misterio que no aspiro a contestar».
aquel verano experimenté la ligereza de lo provisional (…)Estábamos de paso. La casa era una metáfora de la vida, tal y como yo la concibo: temporal, centrada en el presente, más cercana a la visión de la cigarra que a la de la hormiga del cuento
Llega a calificarla de novela doméstica y así es. Una vez mas nos encontramos con un texto delicioso en un entorno muy limitado en el que no pasa casi nada, no hay acción ni grandes aventuras, pero sin embargo te engancha y te hace pensar y deleitarte en su lectura.
Cada trabajo, cada oficio que implica el uso del cuerpo, de las manos, genera una gestualidad propia, un lenguaje.(…)
La persona experta se mueve en un plano en el que el pensamiento consciente se vuelve innecesario. Es, como si , tras la fase de aprendizaje, el conocimiento se depositara solo en los músculos, los tendones y los huesos. Ni rastro, en apariencia, de materia gris.
El trabajo que la familia va realizando en la casa para adecentarla, no solo une a sus miembros, compartiendo tareas, sino también genera nuevas relaciones satisfactorias con la gente del pueblo, con » ese tejido comunitario, esa red de personas que se auxilian, comparten; de los pequeños gestos cotidianos, los saludos por la calle o en la tienda; los recados que unos les hacen a otros».
También hay un elogio a la naturaleza, a los bosques de pinos, los alcornoques, los arroyos, y los espinos y también a los animales, elementos, ambos, muy importantes en la cotidianidad de la vida. Un gatito desvalido, un burro viejo o un perro llamado Chocolate son también protagonistas de la historia.
Existe mucho sentido del humor durante toda la historia porque la casa es una pura ruina y las descripciones son, como su prosa, muy minuciosas:
Ningún elemento combinaba con otro: las sillas casi todas distintas entre sí; el calendario de 1987, y una lamina enmarcada con una escena de caza del zorro en Inglaterra.
El autor pone de manifiesto la paradoja de la convivencia de lo moderno y lo artesanal. El hecho, por ejemplo, de ver cómo en bares de reciente construcción fingen una estética de vigas gastadas, con materiales artificiales, intentando imitar lo artesanal.
por un lado, una tendencia general hacia lo tecnológico, con su búsqueda de una perfección eficiente. Por otro, una mirada hacia lo singular, lo impredecible, inacabado e imperfecto.
Y cómo el trabajo de escribir tiene mucho de trabajo artesanal, porque requiere mucha concentración en el tiempo presente. «Escribir requiere una ética similar, hay que querer hacerlo y hacerlo bien, lograr la mejor versión posible del texto y conseguir la satisfacción por el trabajo bien hecho, en el que el pulido final de un libro podría ser el lijado final de una mesa».
Es también una oda al amor; amor como pegamento que lo une todo, a los componentes de la casa, a cada uno de los familiares, unos con otros, al marido con la mujer y a ambos con sus hijos, y a su vez a toda la familia con los demás que viven fuera.
En definitiva, es una novela no muy extensa, de 318 páginas, deliciosa, con la que he disfrutado mucho y que os recomiendo leer
Gracias por leerme en mi blog leodisfrutoescribo y, como siempre, me encantaría conocer vuestra opinión